martes, 16 de junio de 2015

Si hacemos el amor, que sea en silencio.


"Porque antes si nos oían era pecado, pero ahora quizás sea delito."


Libertad de Expresión


Se me hace raro hablar de la hipocresía en esto porque es así como redundante, pero uno se crispa (no lo hagáis vosotros en vuestras casas) y tiene que hacerlo. Lo que digo, lo que enseño, lo que huelo... la libertad entendida como mi derecho, el derecho que todos tenemos a llevar a cabo un comportamiento público. Y hablo de derecho para poder hablar de lo que no implica la libertad: la ausencia de represalias (que no de responsabilidades). Pues un servidor cree que la libertad pura, la tenemos todos siempre, aunque luego nos fustiguen por nuestros actos. Pero, ¿Cuando somos libres de represalias para expresar algo?


Derechos, según a quien


En los siguientes dos grupos están la mayoría de los Hipócritas conocidos, así que hablaré con confianzas:

Primero están los hipócritas que a mi más me gustan: La gente que critica el comportamiento público de alguien (comportamiento desde "controvertido" hasta "hiriente") con la autoridad moral que les permite responder al comportamiento indecente de alguien, lo que les permite el uso de insultos como "Hijo de puta", "Gilipollas" o cosas como "Muérete", expresiones, ahora nada reprochables por estar dirigidas a alguien que es calaña humana tras el juicio personal realizado. Ésta clase de Hipócritas entienden que la libertad de expresión va con quién lo diga y a quien lo oiga, pues obviamente no es lo mismo que yo le diga a un policía "te voy a meter unas hostias" a que me lo diga él a mi. 

Pero es que vamos a ver, es verdad. Queremos considerarnos todos iguales y eso no puede ser, no es cierto. Todos podemos hacer humor negro, criticar al vecino/a por esto u aquello...pero ojo, si algún día un cargo público lo hace, debemos echarlo. Es normal. El ya no es como lo demás, ahora tiene unas apariencias que guardar. 


Después están otros que al menos tienen buena intención. Son los que valoran la libertad de expresión en función del efecto que causa. Es decir, se permite aquello que no hiera sensibilidades, que no fomente la violencia, actos ilegales, etc. Pero claro, aquí la pregunta es clara, ¿Quien marca el límite? Porque igual a mi el término "Hijo de puta" me ofende tanto como a una persona que pasó por una situación difícil le molesta una mofa sobre el hecho en cuestión. Véase burlas sobre deformidades o enfermedades que se han vivido de cerca, por ejemplo. Sucesos sensibles a cualquier tipo de comentario. Como puede que yo lo sea a cualquier otra expresión. Porque lo que está claro, es que aquí cada uno se escandaliza con lo que puede, que eso no se elige. Además, no olvidemos que esta gente después apenas se ve, porque se ven absortos por los anteriormente mencionados, que vienen a solapar su autoridad moral a la defensa de una víctima de los hechos (bromas, opiniones, actos, etc.) que aveces no le da importancia a los mismos.

Porque no puede ser que si a mi me escandalizan las faldas cortas y la música heavy, las haya. No puede ser que si estoy obeso alguien me diga gordo para que haga ejercicio, porque igual hiere mi sensibilidad. Y ya decirme gordo porque sí, olvídate. Aunque lo sea tanto como soy alto, castaño, bajo, rechoncho... Por que es ir a doler. Casi peor que llamar negro a un negro o blanco a un blanco.


Según la sociedad.


Por mayorías. Como toda buena democracia o sistema que pueda aprovecharse del populismo, también la libertad de expresión va por lo que diga la sociedad. ¿Y qué es la sociedad? Pues es como la mayoría, pero en lugar de ser el número más grande es la repercusión más alta. Porque no siempre el que hace más ruido tiene más gente, pero es el ruido el que mueve el mundo. Así funciona. Son unas collejas en el patio del cole hasta que la madre denuncia en el periódico y lo llaman "bullying", porque hay que darle nombre, y entonces ya no puede ser gracioso para nadie y hay que atacarlo y exterminarlo cual viruela, cual hombre desnudo por la calle u hombre que toca en la misma sin permiso, fuera de hora y despertando al vecindario,  provocando ambos ese famoso "desorden público" que no es nada si nadie se queja: Hay que actuar, la gente se queja.

Los debates son para cobardes; la lógica, para un pueblo culto. Muchos saben aprovecharse de ello: Insiste pronto, genera polémica que pocos conozcan en profundidad, dales lo que tienen que saber y dirígelos con su propio ego y sus creencias. Y hazlo rápido. Si no se enfría la cosa, y hasta se informan. O peor. Aveces buscan una solución sensata, como si hubiera que razonar o saber para hacer algo. Como si hubiese soluciones objetivas y lógicas.



Todo vale


Porque las cosas son como son, la gente piensa lo que piensa y lo que hay que hacer es asumir, respetar y pensar lo que uno quiera después: comunicar tu opinión para cambiar otra. No pretendas que nadie desentone por la calle; que las mujeres guarden sus pechos y los hombres sus miembros para no escandalizar: enseña a quien se escandaliza que las mujeres tienen pezones y los hombres pene. Y lo mismo con las palabras, con otras mil cosas: ¿Por qué proteger a los niños de los tacos, las drogas y todo lo que les queremos enseñar que es malo? Están ahí, es mejor que se mentalicen, lo conozcan y después enseñarles qué es bueno y qué es malo. Hay quien consume, hay quien no estudia, quien roba, quien mata...Sí. Pero que no lo hagan ellos. Que conozcan el por qué. Que conozcan a quien sufre, a quien padece, a quien humillan... Para que nunca sean participes. Que se conozcan a sí mismos para que otros no les mientan sobre lo que son. Porque proteger a una persona de lo que terceros piensan de ella (Fea, gorda, idiota, ladrona...), de lo que terceros hacen, es solo proteger sus inseguridades. Toda persona debería saber como es y respetar que el resto sea distinto, que no ofende quien quiere si no quien puede. Y que hay límites, pero hay que saber donde ponerlos. Porque es de decoro decir que, salvo unos pocos, todos saben que todo vale hasta unos mínimos razonables.

Porque al final la gente sensible tiene que madurar. También a los tímidos y a los reservados, que son atrasos sociales. ¿ Gente que no es capaz de defender lo que piensa o expresar lo que siente? Por favor. Es como preocuparse de lo que piensan otros. ¿Por qué no hacer sátira ofensiva sobre lo que alguna gente cree profundamente? No son insultos, es mi opinión. Si se ofenden es su culpa, debemos madurar.

Y así, al final, la libertad de expresión...

Cada uno con la suya. Por eso si hacemos el amor que sea en silencio. Porque antes si nos oían era pecado, pero ahora quizás sea delito.






Pst especial:  Bueno, primero, tristemente agradecer la motivación de retomar este blog, que será básicamente para esto (la exposición de temas que me tienen altamente afectado por su hipocresía y doble vara, y de la que muchas veces me veo participe sin querer). Y segundo, decir que dicha y triste motivación viene dada por el linchamiento social a un personaje político por unos tuits (en cuyo contexto no entraré) de una forma que más que individuo social me hizo sentir como parte de una manada. Y no quiero. Así que rajo por si a alguien, gracias a esto, le diera por pensar en lo que tantas veces hacemos: matar la libertad de expresión al hablar de ella.

lunes, 22 de julio de 2013

IV: Que empiece el juego.

¿Alguna vez lo has pensado? En la novela "Plenilunio", de Antonio M. M.,  el detective se las pasa buscando unos ojos que tiene grabados a fuego: Los ojos capaces de cometer el peor de los crímenes. Piensa en ello. ¿Cuánta gente te cruzas en un día por la calle? Quizás alguno sea un héroe, pero otro puede ser un asesino. O no. Quizás son todos héroes. Quizás son todos asesinos y no lo sabemos: Ni lo sabríamos. ¿Cómo creerlo? ¿Cómo vivir con ese miedo? Además, tenemos un ego enorme que nos hace creernos capaces de saber lo que no sabemos: Saber que los extraterrestres, las sociedades secretas y objetos que borren la memoria no existen, porque nos acordaríamos aunque nos hubiesen borrado la memoria. Nos creemos capaces de saber que los muñecos no se mueven cuando no los vemos, porque los vigilamos; saber que alguien no es un violador porque lo conocemos, y lo habríamos notado. Esa clase de cosas.

Pensar que sabemos nos permite vivir tranquilos, nos permite no ser escépticos que temen su propio reflejo en el espejo u abrir una puerta: y eso hay que agradecerlo. Aunque también he de decir, por bien a la verdad, que nos fiamos mucho. Por ejemplo, nos fiamos demasiado de nuestros sentidos para lo mal entrenados que están. Ya no sabemos leer el alma en los ojos ni entendemos eso del lenguaje corporal: cuando "no" es "sí", cuando "no" es "NO"; lo desconocemos como si fuese algo que hay que estudiar pero no nos han enseñado, y no es así. Las clases de esto se imparten desde que nacemos aunque como a otras, no asistamos. Pero ey, yo no me quejo. Sólo digo lo que hay porque nadie lo hace, lo mismo que hago con la gente. Sí, juzgo a la gente. Y lo hago porque ellos no saben que lo hago, porque ellos ven mi cara, mis ojos, mi ropa...Y no saben nada de mi. Por eso yo los juzgo y ellos me pagan por las lecciones de vida que doy mientras la suspendo: Les digo como, les digo quien, les digo por qué aunque no crea en esa causa. Sí, soy un hipócrita. Seguramente uno de los pocos adjetivos que aún hablan de alguien que valora ver como son las personas cuanto antes, que busca saber que significa cada gesto: Hipócrita. Una persona que entiende que cada palabra, cada mirada nos define en lo que somos y seremos. Por eso un buen hipócrita nunca aparta la vista: No hay que perder detalle.

Mientras vosotros cruzáis semáforos con la vista vagando sin rumbo por vuestra vida sin vida, no me podéis ver. Y, sin embargo, yo busco vuestros ojos y trato de aprender lo que aún no le habéis dicho a nadie, lo que aún nadie os ha dicho porque pocos recuerdan el lenguaje de los ojos, y entonces, cuando yo sea el primero que os diga lo que os morís por oír, os tendré en la palma de mi mano y comenzará el juego: uno en el que juega y pierde una sola persona y nunca, nunca es la misma en ambas cosas.

viernes, 28 de junio de 2013

III: El buen hipócrita.

Bien y mal, fin y causa... ¿No es hablar de hipócritas generalizar demasiado para todos los casos que hay? No todos comparten la misma causa en esto de la hipocresía, no todos son buenos en su práctica y muchos menos la practican para ser buenos. Por eso es necesario preguntarse: ¿Qué significa ser un buen hipócrita?

Para empezar, el buen hipócrita es una referencia a un hombre de costumbres. No se dice de quien es un buen hipócrita de vez en cuando, no: se dice de quien lo es con hábito. ¿Y qué hace este buen hipócrita? Pues mantiene la realidad como es mejor para todos, aunque no sea lo mejor para él ni la que él quiere: ese es el buen hipócrita. Su hipocresía no surge por ni para sus debilidades, si no para ayudar a los demás en las suyas.

Un héroe que va a su muerte: "Volveré."
Alguien que quiere librar de sus penas a otro: "No llores.", y después él mismo llora, casi por ambos.

Por y para los demás. Así es el buen hipócrita que no sucumbe a que lo llamen mentiroso(raro sería que no se lo llamaran), que no le da importancia a lo que los demás piensen y solo piensa en hacer bien lo que hace.   Por eso no le culpéis si no vuelve de la guerra, no os enfadéis con él si lo veis hundido a llorar después de que os dijera a vosotros de no hacerlo: El resultado iba a ser el mismo, y la espera, mucho más dolorosa. Por eso lo hace. Pretende cargar el mundo a sus espaldas. Y si las plantas son verdes y a ti no te gustan, las pinta aunque después eso te haga aún más daño. En ninguna parte hipócrita es sinónimo de vidente. Lo hacemos lo mejor que podemos, nos equivocamos sin querer y aceptaremos la carga de nuestros errores para continuar con nuestra convicción:

"Vivimos en el mundo en el que nos hacemos vivir."

Somos hipócritas. Vivimos entre lo que es y lo que no. No nos confundáis con los mentirosos que sólo viven en una de las dos; no nos confundáis con los sinceros, que viven en la otra. Somo hipócritas:

"Nada menos y nada más."

lunes, 17 de junio de 2013

II: Hablemos de moral

Entiendo que muchos estén en contra de mi defensa del hipócrita. Lo entiendo de veras, no os vais a equivocar casi nunca. Detractores de los hipócritas, disfrutar estas palabras que serán las últimas de la índole: a veces tenéis razón.

Sí, admito que no todos los hipócritas son unos santos. Sí, reconozco que no todos los santos son unos hipócritas. Pero, ¡ojo!, también digo que no todos queremos ser santos. La hipocresía es un medio, eso quiere decir que nos lleva a un fin más importante que la hipocresía misma. Así pues, para entendernos a los hipócritas, haremos un matiz en esto de medios y fines: un leve paso por la moralidad.

¿El fin justifica los medios? A la hora de juzgar la bondad de una persona que pesa más, ¿los medios que usa o los fines que persigue?¿O los medios que usaría y los fines que alcanza? pongamos un ejemplo: Yo y un amigo queriendo ligar con una chica.

Él se acerca,  la conquista y le hace pasar unos de los mejores momentos de su vida: hace que sonría, baila con ella, le da su confianza, le regala el mundo, le promete su corazón mientras escucha sus penas... Y cuando ella cae, mi amigo se va dejándola echa polvo y llorando. Medios loables como la noche que estaba dándole a la chica se vieron manchados por el fin: un fin que esa chica no olvidará fácilmente.

Yo, por mi parte, me acerco y con toda la patosidad del mundo pretendo ligar con otra chica. Derramo mi copa, la piso al intentar bailar... Pero sólo pienso en hacerla feliz, digamos por tópico, porque me he enamorado. Imaginemos que de alguna manera después de haber pasado unos de los momentos más vergonzosos de su vida, ella accede a seguir hablando conmigo y resulta, que al final, la doy hecho feliz.

Si os preguntara quien fue el "bueno" la respuesta, a mi ver, es clara victoria para mí. Mi amigo no debió usar los medios que usó ( prometer amor y esas cosas) sólo para pasar un buen rato. Eso es mentir, y, ¿A que ya sabemos que mentir está mal? Pues eso. Además, yo por muy malos que fueran mis medios, el final resultó ser feliz. Así que, ¿que se me podría reprochar?

Ahora bien, hagamos magia y cambiemos dos detalles: Imaginemos que la chica de mi amigo se tiene que ir antes de que el la deje y se queda con el chico maravilla que fue mientras que a mi la mía me manda a freír espárragos después de mi desastrosa presentación. ¿Que pasaría entonces? Nuestro fin no llega a mostrarse y todo se queda en nuestros medios. El acabó siendo el chico perfecto y yo un puto desastre.  A él no se le puede culpar de lo que no hizo, y a mí no se me puede perdonar por lo que no arreglé. Así que, creo que en este caso, tenemos otro ganador.

¿Es más importante el fin que los medios?¿ Justifica el fin los medios ? Depende de los medios. Algunos, son mas fines que el final último: Algunos medios son el final de una amistad, de una relación, de una vida... Al menos esta es mi opinión, y si no están de acuerdo diré:

"Por quien me ha tomado, yo tengo unos principios...y si no le gustan tengo otros." Groucho Marx.

Al fin y al cabo, eso significa ser un hipócrita.


lunes, 10 de junio de 2013

I: El arte de ser hipócritas.

Hipócrita: El que practica la hipocresía.

Hipocresía: Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.

Así define el diccionario a los hipócritas. Escueto, como siempre.. Busca cualquier otro sentimiento y verás a que me refiero. Y es que por esa definición un mentiroso puede ser un hipócrita, y lo que es peor, ¡nos tilda a los hipócritas de mentirosos! ¡Vaya ofensa!

El hipócrita es un artista, de los mejores, y lo comparan con un vulgar mentiroso que, para mí, es lo peor del mundo. Ojo, decir alguna mentira no es ser un mentiroso, es mentir. Ser un mentiroso es decir alguna verdad, lo cual, si os fijáis, no es lo mismo. Así que, hablemos con propiedad que luego se alude y daña al que no se debe. (Por definición: mentiroso, sa. 1. adj. Que tiene costumbre de mentir.)

Explicado lo del mentiroso, ¿Por qué artista el hipócrita? Pues bien, porque esa es la palabra. Un hipócrita es un temerario que vaga por la sutil línea del riesgo: Un hombre de honor, que no es un mentiroso pero no muestra la verdad: No puede, no la sabe. Siempre lo verás adaptándose a la exclusividad irrepetible de cada momento, obrando en consecuencia de las circunstancias que nadie pregunta y a menos importan pero que para él, lo son todo. A un paso de ser un mentiroso, diciendo una cosa y haciendo otra; a un paso de acertar las verdades que dice, a punto de no ver la exclusividad del momento: Dime, si el hipócrita no es un artista, ¿quién lo es ?